lunes, 14 de septiembre de 2015

Maro-Pico del Cielo


   En un principio, hoy quería hacer otra ruta, la del Río Chillar, partiendo del área recreativa El Pinarillo, pero cual fue mi sorpresa que al llegar al comienzo de la pista forestal por el que se accede, y que está junto a la Cueva de Nerja (Maro), me encuentro que está la barrera echada para que no pasen los vehículos, por lo visto en temporada estival está prohibido el tráfico rodado. Así que si quería hacer la ruta planeada, tendría que correr cerca de 12 km más, y no estoy ahora mismo en condiciones físicas para tanto, así que decido salir desde ahí mismo e improvisar según vaya viendo. Conforme voy avanzando voy decidiendo que hacer, y al final se me ocurre intentar acceder al Pico del Cielo (1505 m) por una ruta que nunca he hecho, pero que creo es la más fácil, ya que en otra ocasión lo hice por una muy complicada. El itinerario al principio es sencillo, seguir la pista forestal y en una bifurcación tomar a la derecha,  y es que cada vez que he pasado por allí he visto ese desvío a la derecha pero nunca lo había cogido.
   El Pico del Cielo no es la cima más elevada de la Sierra de Almijara, pero es de las más famosas y muy visitada por senderistas. Esta cima tiene una llamativa forma piramidal que se puede apreciar desde cualquier parte del litoral axárquico.
   Se trata de un itinerario relativamente cómodo hasta alcanzar los casi 800 metros de altura, es decir, cuando se llega a los antiguos cortijos de la Civila. Durante este primer tramo, el camino es una pista forestal, desde la que se divisan hermosas vistas de la Axarquía y, muy especialmente, de la sierra de Tejeda y su principal cima, el pico de La Maroma, frecuentemente nevado durante el invierno, el cual también he alcanzado en un par de ocasiones. Así se llega hasta la Civila, un enclave propicio para hacer una pausa en el camino y poder contemplar desde una posición privilegiada los abruptos acantilados de Maro.

   Desde allí comienza la verdadera senda que conduce al Alto del Cielo. El camino está rodeado por una espesa vegetación que resulta propicia para poder observar discretamente los ejemplares de cabras hispánicas que habitan estas latitudes, de hecho logré visualizarlas a escasos metros de mi, primero dos hembras y más arriba un macho.

   Este itinerario también invita a disfrutar de las panorámicas de la Costa del Sol Oriental. En primer lugar, se puede ver una insólita imagen tanto de Nerja como del poblado de Maro. A medida que se va subiendo por esta ruta, la vista va abarcando también territorio de la provincia de Granada. Así ocurre con la imagen privilegiada de La Herradura. Todas estas vistas siempre acompañadas del verdor del espeso pinar que hay en esta sierra.
















   Además, también se puede disfrutar del paisaje montañoso de la sierra de Almijara, con sus contrastes cromáticos, como el que proporcionan el color verde intenso de la vegetación y el gris de las rocas calizas de las zonas más elevadas de la sierra.




   En los últimos doscientos metros el camino se vuelve algo más escarpado y menos practicable debido a las numerosas piedras que son arrastradas por las avenidas de agua. Después de un importante esfuerzo físico, se alcanza la cima de la cuesta del Cielo, con trescientos metros menos que su vecino Navachica, pero no menos impresionante. Un hito que señala el vértice geodésico y una original cruz con espejos son las pruebas de que se ha alcanzado esta cumbre de la sierra de Almijara. Desde allí, la perspectiva que se tiene de las provincias de Granada y Málaga es mucho más amplia e incluso se puede contemplar con nitidez la blancura de sierra Nevada o la sierra de Huma.El regreso lo hice por el mismo camino, aunque hay que prestar mayor atención si cabe, debido al peligro que representan los tramos más inclinados. Al principio bajando con algo más de precaución, pero después, cuando me dejé la zona de piedra atrás y ya iba por sendero en mejor estado, me lancé para abajo disfrutando de la velocidad, casi sin esfuerzo, que logro alcanzar en estas bajadas. 
   En la subida no me encontré con nadie, salvo a dos hombres mayores justo en la cima que fueron quienes me echaron la foto, y la hice con tranquilidad. Sin embargo en la bajada me crucé con muchos senderistas no muy madrugadores que iban subiendo, los cuales se sorprendían al verme bajar corriendo por esos senderos tan inclinados. Bajé bastante rápido para ese terreno, aunque controlando para no pasarme de ritmo, ya que no quiero castigar a mi pie en exceso puesto que aún no está recuperado, pero necesito hacer estas cosas, la verdad que me encontré de maravilla toda la ruta y la disfruté mucho, y aún sigo disfrutando en le recuerdo. Hoy toca visita en traumatología, dependiendo de lo que me digan tendré que plantearme si seguir o dejar de correr y dedicarme al senderismo una buena temporada.



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